sábado, 15 de febrero de 2014

Al final las arenas movedizas te hacen desaparecer

El último documento que Pedro J. Ramírez firmó como director de El Mundo me parece simple. No le veo la garra que ha demostrado durante su mandato. Será, casi con toda seguridad, su forma de “protegerse” ahora que no dirige uno de los periódicos más influyentes de España, en cierto modo deja durante todo el texto las puertas abiertas para volver si desde el medio se le propusiese.
 Imagino que después de 25 años era hora de darle un toque de frescura a la dirección ¿no?(nótese mi ironía)...creo que lo que se busca aquí es alguien más cómodo a quien no le interesen tanto las “arenas movedizas” por las que últimamente P.J. Ramírez estaba circulando. Aunque él deja claro que su sucesor, Casimiro García-Abadillo, tiene un perfil mejorado de sí mismo eso aún está por demostrar.
Durante su largo paso por El Mundo, su ya ex director, al que de ahora en adelante me dirigiré como  Pedro J., ha tratado de desenmascarar cualquier acontecimiento, escándalo, casos de corrupción etc que llegasen a sus manos, daba igual si era algo que perjudicase al PSOE, partido con el cual él no se sentía ciertamente conectado, o al PP al cual ha machacado fuertemente desde que Mariano Rajoy es el presidente del mismo. El problema, bajo mi punto de vista, es que últimamente estaba metido en asuntos Reales, como el caso de corrupción en el que se imputó a  la Infanta Cristina. A este tipo de cosas me refiero con “arenas movedizas” creo que su despido está en relación a este tema. Pese a que el periódico tiene una ideología de derechas, no han dudado en sacar a la luz documentos que pongan en cuestión a partidos de su misma ideología. Yo lo veo bien puesto que demuestran cumplir con su objetivo de transparencia y nos permiten satisfacer nuestro derecho a la información que en tantas muchas ocasiones, se pasa por alto.
Finalmente y dejando a un lado preferencias políticas, creo que hemos perdido, en el poder, a uno de los pocos periodistas, de la historia de España, que han tenido valor para defender a su público por encima de todo y eso es de agradecer. Seguro que muchas personas comenzaron a dormir mejor cuando se confirmó que Pedro J. “dejaba” la dirección de El Mundo.

Como reflexión final me gustaría añadir algo que he estado comprobado en estos últimos meses. Ya desde la universidad se nos advierte de que no tenemos nada que hacer, en esta profesión, si queremos defender nuestra verdad y por ello debemos ser prudentes…si un medio te da de comer tendrás que soportar todo lo que ello conlleve, te guste o no. Tener asumido que la libertad de expresión en España es algo relativo me produce una sensación entre asco y tristeza. 

Carmen María Navarro López

viernes, 7 de febrero de 2014

¿Estamos acomodados?

Me es indiferente, es más, hasta me enerva pensar que nuestro gobierno tiene tiempo para esta gran chorrada de la cual, sin haberla leído, puedo adivinar el tono, la temática y las conclusiones que se sacan.
Es prácticamente imposible no dejar entrever nuestras opiniones personales con respecto a este tema, aunque no me extrañaría que hubiese gente que pensase que las cosas han mejorado, hablo de nuestro ámbito profesional, yo diría que no ha sido así. 

Cuando me decidí a estudiar periodismo fueron muchas las personas que me aconsejaron que me replantease mi decisión, pero yo soy, lo que una profesora hace ya bastantes años me dijo medio en broma medio en serio, “una defensora de los cuellos caídos” en aquel momento no entendí el porqué, pero ahora no encuentro nada que me defina  mejor, así que aquí estoy, estudiando una carrera con un futuro muy negro pero tan reconfortante como ella sola.

En realidad, este informe que el Gobierno de Mariano Rajoy ha presentado, resaltando los logros comunicativos de su electorado y los grandes fracasos del de Zapatero en este campo, no  es sino otro extenso documento que no representa la realidad. Siempre pasa lo mismo, nos venden humo, nos hacen pensar que todo va bien y que la situación está bajo control porque son ellos quienes dirigen en última instancia el “cotarro”. Voy a poner en este caso el ejemplo de la educación en Finlandia. En dicho país la educación es algo realmente importante, al menos se le da la importancia que debe tener, y por ello son los propios maestros, profesores, rectores y demás los que toman las decisiones con respecto a la educación de los niños y niñas finlandeses. Esas decisiones no son cuestionadas por ninguna autoridad, ya que se presupone que no hay ningún colectivo mejor preparado para esa tarea que las propias personas que han sido formadas especialmente para ello. Como anécdota me gustaría finalizar con un dato más que interesante y es que la única generación que sufrió recortes en educación en Finlandia, es a día de hoy la que se encuentra en paro en este país. Me parece un gran ejemplo que podríamos copiar de nuestro vecino del norte al que las cosas, además, no le van nada mal y ya no solo en educación… ¿Somos capaces los periodistas de dirigir nuestra profesión sin necesidad de que el Gobierno se entremeta? ¿Nos pondríamos de acuerdo para dirigir algo tan variable como el periodismo en España? ¿Estamos preparados para los cambios comunicativos que se avecinan?


Mi opinión es que no. Porque si realmente nosotros pensásemos que estamos capacitados  ya habríamos salido a la calle a luchar por ello hace mucho tiempo. Entonces... ¿Hemos tomado una actitud cómoda en la que, sin parar de quejarnos, nunca llegamos a hacer nada profundo por conseguir medios independientes y de libre organización?

Carmen María Navarro López

lunes, 3 de febrero de 2014

Nosotros, los leones

El tema de la confianza es algo que da para mucho. En primer lugar no podemos exigir que la audiencia confíe en nosotros cuando nosotros mismos, dentro del sector, de nuestro mundo, de eso que se supone que amamos, estamos todos con el hacha de guerra fuera. El periodismo, como ya he comentado en otras ocasiones no tiene la categoría de ser una profesión bien valorada por el resto del mundo profesional, pero es peor aún si esa imagen que damos es porque no existe entre todos nosotros, los periodistas, una actitud comprometida y en la que estemos unidos para luchar por aquello a lo que nos dedicamos, en principio debería dar igual bajo qué color pensemos, es decir, cada uno tiene su propia ideología, eso es respetable y normal pero ¿no somos capaces de dejarla en un  margen para poder colaborar todos  los periodistas como si fuésemos un único equipo?

A veces me da la sensación de que cuando acabe la carrera, o incluso ya mismo, voy a meterme en una leonera en la que si no comes te comen. No nos damos cuenta de que todos nos estamos dedicando a lo mismo y por eso, deberíamos luchar como auténticos leones, sí, pero no contra nosotros mismos, sino con todo aquel que se empeñe en menospreciar nuestra profesión. Cuando nuestra marca, lo que nos representa a todos como periodistas, este mejor vista, entonces será el momento de recuperar esa confianza que los consumidores han ido perdiendo poco a poco.
Con respecto al gran número de periodistas parados que hay en España solo se me ocurren dos causas. Quizá, antes de la crisis, había gente incompetente con un gran puesto de trabajo y del que ahora se ha prescindido o quizá, simplemente los directivos pensaron en su momento que prescindir de periodistas no iba a suponer ningún riesgo. A los hechos me remito, la ciudadanía le da un 5,16 en confianza a los medios de comunicación y esto no tiene otro porqué que la baja calidad del periodismo que estamos consumiendo, desde el comienzo de la crisis en 2008.

Finalmente, me gustaría, como es lógico, que la situación estuviese mejor cuando fuese el momento de salir al mundo laboral, pero para eso ya no queda casi nada y los avances son lentos; aunque todo tiene un lado positivo… ¿O acaso el peligro no agudiza el ingenio?

Carmen María Navarro López 
 

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